La estructura del Universo y la formación de estrellas a partir del polvo concentrado los lleva a agruparse en galaxias de todo tipo. Estas estrellas escapadas, expulsadas de sus hogares por interacciones gravitacionales, pueden sumar miles de millones solo para la galaxia de la Vía Láctea, y proporcionarían detalles de formaciones y fusiones galácticas históricas.
La teoría de que las estrellas errantes y escapadas existen no es nueva, y ya se han observado estrellas expulsadas de otras galaxias (ver Estrella hiperrápida expulsada de la Gran Nube de Magallanes). Nuestra Vía Láctea se formó como resultado de muchas fusiones con galaxias enanas más pequeñas, y como resultado de estos accidentes de trenes gravitacionales, miles de millones de estrellas podrían haber sido expulsadas del sistema, liberándose de sus enlaces gravitacionales para deambular entre las galaxias para siempre.
Las estrellas errantes, aquellas que han unido libremente las órbitas alrededor de una galaxia, y las estrellas escapadas que han abandonado la galaxia por completo podrían ser descubiertas en el futuro cercano por el Gran Telescopio de Estudio Sinóptico, planeado para su desarrollo en Chile, y Pan-STARRS. En la edición del 10 de diciembre de Letras de revistas astrofísicas, un equipo de astrónomos dirigido por Michael Shara del Museo Americano de Historia Natural explora la procedencia de estos vagabundos, y estima que el límite inferior de sus números es del 0.05% de la población estelar de la galaxia de la Vía Láctea. Eso coloca sus números bien en los miles de millones.
Se han detectado estrellas gigantes rojas y novas clásicas fuera de la Vía Láctea, pero solo en grupos. Encontrar las estrellas escapadas individuales sería un desafío debido a lo tenues que aparecerían. Debido al mecanismo que los expulsa de la Vía Láctea, muchos serían más viejos y más rojos, habiéndose formado cuando la galaxia era mucho más joven. Pero el fenómeno de las novas y supernovas permitiría que los próximos estudios de cielo a gran escala recogieran a los pocos que explotaron.
La creación de una base de datos de estas novas y supernovas intergalácticas les daría a los astrónomos una mejor información sobre sus características orbitales, lo que a su vez permitiría un mejor modelo de cómo se formó la Vía Láctea: saber dónde están las estrellas ahora y cuál es su velocidad proporciona información sobre donde estaban en el pasado. La investigación sobre estrellas antiguas de alta velocidad que viajan de regreso a la Vía Láctea está en curso, y complementaría la cifra de cuántos de estos jailbreakers galácticos existen.
Fuente: Arxiv, guiño a Scientific American