El satélite Swift ha hecho otra observación fortuita. "Durante años hemos soñado con ver una estrella justo cuando estaba explotando, pero en realidad encontrar una es un evento único en la vida", dice Alicia Soderberg, de la Universidad de Princeton, que lidera el grupo internacional que estudia esta explosión. "Esta supernova recién nacida será la piedra de Rosetta de los estudios de supernova en los años venideros".
En enero de 2008, Soderberg esperaba estudiar una supernova de un mes que ya estaba en marcha. Pero cuando ella y su asistente estudiaron las emisiones de rayos X transmitidas desde el espacio por el satélite Swift de la NASA, vieron una luz extremadamente brillante que parecía saltar del cielo. No lo sabían en ese momento, pero se habían convertido en los primeros astrónomos en haber atrapado una estrella en el acto de explotar.
"En los viejos tiempos, el año pasado, las personas encontraron supernovas por su luz óptica y luego comenzaron a estudiarlas para comprender qué estrellas explotan, cuál es el mecanismo y qué producen", dijo Robert Kirshner, profesor de astronomía en la Universidad de Harvard. . "Pero esto es algo nuevo: las radiografías vienen justo al principio y proporcionan una alerta muy temprana del evento".
Soderberg considera el descubrimiento como un caso de extrema casualidad. El satélite apuntaba en el lugar correcto en el momento correcto, dijo, porque le había pedido a Neil Gehrels, el científico principal de Swift en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, que lo voltee de esa manera para ver otra supernova. Y mientras estaba fuera dando conferencias, le había pedido a su colega, Edo Berger, que vigilara los datos de ella.
"Es una cadena de eventos realmente afortunada, una sorpresa", dijo Soderberg, quien lidera el grupo que estudia la explosión. "Todo terminó en cuestión de minutos".
Otros observatorios también giraron sus telescopios hacia esta explosión estelar, haciendo observaciones detalladas del evento, incluido el telescopio espacial Hubble, el observatorio de rayos X Chandra, los telescopios Palomar de 60 y 200 nch, el observatorio Gemini y el telescopio Kitt 1 en Hawai, y los observatorios Very Large Array y Apache Point en Nuevo México. Esto permitirá un estudio muy detallado de este evento.
Una supernova típica ocurre cuando el núcleo de una estrella masiva se queda sin combustible nuclear y se derrumba bajo su propia gravedad para formar un objeto ultradenso conocido como estrella de neutrones. La estrella de neutrones recién nacida se comprime y luego rebota, desencadenando una onda de choque que atraviesa las capas externas gaseosas de la estrella y la hace explotar en pedazos. Hasta ahora, los astrónomos solo han podido observar el brillo de las supernovas días o semanas después del evento, cuando la capa expansiva de escombros se energiza por la descomposición de los elementos radiactivos forjados en la explosión.
Fuente original de las noticias: Comunicado de prensa de la Universidad de Princeton